Escena de lectura, "Durazno Sangrando"
Un árbol, una melodía y un sinfín
Un día de verano no tan caluroso, me encontraba caminando por las calles de mi querido barrio. Recuerdo que aquel día me levanté con ganas de descubrir algo, de buscar una cosa, algo, alguien, o capaz a mi. Decidí ir a pasear por las calles que suelo recorrer pero esta vez iba a ser distinto, iba a presenciarlas. No solo caminar para llegar a una dirección, sino todo lo contrario, caminar para perderme en ellas. Salí de mi casa con mis llaves, mi celular y unos auriculares y me guiaban los árboles, si veía algún árbol bonito iba tras él.
Entre flores, hojas, aromas, moscas y mosquitos me encontraba yo mirando permanentemente para arriba. Como si estuviera hipnotizada con el cielo o el más allá, estaba buscando algo indudablemente. Me acuerdo que decidí no ponerme protector solar, al rato ya estaba arrepentida. Luego de caminar extendidamente decidí que quería musicalizar mi camino, me gusta mucho pensar que el mundo rige en base a la canción que esté escuchando, como si todos estuviesen caminando a mi mismo ritmo. Me puse los auriculares y empecé a leer nombres de artistas, pero ninguno representaba lo que quería sentir en ese momento. Solo había un nombre que podía lograr llevar mis sentidos con su voz. era Luis Alberto Spinetta, cuando vi su nombre hice click sin pensarlo dos veces.
Mi historia personal con Spinetta hasta ese entonces no era muy relevante, sabía que era un músico excelente y uno de los próceres de nuestro país, pero todavía nunca había ingresado verdaderamente nada de él en mi, hasta ese día.
Decidí buscar en su discografía un nombre de alguna canción que me llamara la atención, quería juzgar gramaticalmente primero. Entonces vi un título muy curioso “durazno sangrando”, no lo entendí muy bien, ¿un durazno que sangra? ¿Cómo es la sangre de un durazno?. Al tener esa inquietud puse play para ver a qué se refería con semejante descripción. Y desde ese instante, todo mi inquietante día tuvo sentido.
comenzó a sonar una melodía, me hizo viajar automáticamente. Recuerdo que había parado de caminar, pero no me senté, simplemente estaba detenida. Mi cuerpo quería atender solamente a lo que mis oídos estaban escuchando, como si todo mi ser estuviera sumergido en un solo sentido. de repente yo era todo oídos. Solo podía escuchar. Sonaba una guitarra haciendo unos arpegios muy tranquilizantes pero que claramente estaban tratando de decir algo, como que querían transmitir calma porque sabían que después iba a venir algo importante. Era una introducción hacia algo. Luego de 26 segundos, Luis comenzó a cantar. Su voz se oía un poco lejana, pero al mismo tiempo muy cerca. Algo así como esos juegos infantiles en donde se coloca un hilo en medio de dos vasos de plástico y un niño lo utiliza de micrófono y el otro de parlante, y como por arte de magia se escucha perfectamente lo que te está diciendo aunque estén a metros de distancia.
Temprano el durazno,
Del árbol cayó...
Su piel era rosa,
Dorado del sol...
Y al verse en la suerte,
De todo frutal...
A orillas de un río,
Su fe lo hizo llegar…
Me acuerdo que iba deteniendo la canción para poder procesar toda la información que recibía. era mucho, demasiado. Entre la música, sus letras, la poesía, sus metáforas. Necesitaba hacer una pausa.
Leí la primera estrofa y comencé a imaginar la historia de un niño que provenía de una familia de clase baja. Que había llegado a este mundo de forma temprana, con su piel llamativa de algún color característico de su zona natal. Este niño tuvo que tener una fuerte creencia en la fe para poder vivir bien, o mejor dicho sobrevivir.
Dicen que en este valle,
Los duraznos son de los duendes…
Con trabajo y fe este niño creció y por fin ha llegado al lugar que estaba buscando, una ciudad que no conocía pero que podía prometer mucho. Los duraznos representan a los trabajadores del interior del país que tienen que venir a buenos aires para poder comer. los duendes representan a los empresarios, quienes ahora les pertenecen esos duraznos.
Pasó cierto tiempo,
En el mismo lugar,
Hasta que un buen día,
Se puso a escuchar,
Una melodía muy triste del Sur...
Que así le lloraba,
Desde su interior…
Los años transcurrían y este niño ya era un joven adulto, su vida aparentaba estar marcada. el muchacho vivía día tras día en automático, porque sabía que si algún día paraba para poder pensar que estaba haciendo, todo estaría perdido. Pero ese día llegó, cuando una melodía proveniente de su casa lo hizo sentir como ese inocente niño que imaginaba del mundo un lugar feliz. Algo dentro de él se quebró.
Quien canta es tu carozo,
Pues tu cuerpo al fin,
Tiene un alma…
Su carozo ya no es un simple trozo rígido dentro de su cuerpo, hay algo más allí. sigue habiendo un alma que poco a poco va creciendo y tornándose gigante dentro de él.
Y si tu ser estalla,
Será un corazón,
El que sangre...
El joven dejó de temer a eso que siempre le tuvo miedo, el verdadero sentimiento de libertad que sabía que no iba a poder lograr nunca. Pero ya no pudo resistirse más, su sed de libertad era notable y prominente. el durazno comenzó a sangrar.
Y la canción que escuchas,
Tu cuerpo abrirá,
Con el alba
Esa melodía que alguien lo hizo escuchar ha abierto todas las puertas que él había cerrado durante su dura vida. ya no hay vuelta atrás.
La brisa de Enero,
A la orilla llegó,
La noche del tiempo,
Sus horas cumplió...
Y al llegar el alba,
El carozo cantó,
Partiendo al durazno,
Que al río cayó...
El muchacho no dudo más, sabía que no podía seguir dedicando su vida a algo que no lo hacía feliz. A algo que no lo dejaba ser el mismo, que lo tengan encerrado entre máquinas y cuatro paredes para que no pueda pensar ni expresarse. Finalmente decide volver a sus tierras con su familia, aunque sabiendo que no iba a tener las mismas posibilidades que en esta gran ciudad. El muchacho decidió ser feliz con lo que tenía. Y lo que tenía era mucho más grande de lo que pensaba. El durazno logró partirse porque sabía que ese no era su lugar.
Y el durazno partido,
Ya sangrando está, bajo el agua…
Por último, la sangre representa a su alma, quien se encuentra libre y nadando en las aguas. pudiendo experimentar todo lo que le ofrece este gran mundo. El durazno se ha partido y su sangre es inevitable, por fin obtuvo la libertad que tanto añoraba. durazno sangrando.
Luego de mi reflexión sobre la letra de esta canción, pude ver el mundo con otros ojos. Con otros oídos, con otras palabras y otro tacto. Mi perspectiva había dado un giro enorme, algo cambió dentro de mi. Toda esa información me había caído de repente, como si desde arriba alguien me estuviera leyendo algo. Y yo solo podía imaginarme la historia de ese pobre niño que soñaba con jugar libremente aunque sabía que nunca podría hacerlo. Y de repente yo era ese niño, tratando de buscar algo por las calles de mi barrio. Aunque creo que finalmente lo había encontrado. poder entender que todos llevamos un durazno y que está bueno dejarse romper. siempre y cuando esa apertura traiga algo nuevo que nos pueda hacer crecer, una melodía, una poesía, algo que nos inquiete y nos vuelva a hacer nacer.
Bibliografía utilizada: “Durazno Sangrando”, Invisible.
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